La
teoría de la deriva continental fue propuesta originalmente
por Alfred
Wegener (soldado
del ejército alemán, profesor de meteorología y viajero) en 1915,
quien la formuló basándose; entre otras cosas, en la manera en que
parecen encajar las formas de los continentes a
cada lado del Océano
Atlántico,
como África y Sudamérica (de
lo que ya se habían percatado anteriormente Benjamin
Franklin y
otros). También tuvo en cuenta el parecido de la fauna fósil de
los continentes septentrionales y ciertas formaciones geológicas.
Conjeturó que el conjunto de los continentes actuales estuvieron
unidos hace 600 millones de años formando un supercontinente,
denominado Pangea y
a su alrededor el mar Tethys. Hace 200 millones de años Pangea se
había dividido en fragmentos que fueron alejándose lentamente de
sus posiciones de partida hasta alcanzar las que ahora ocupan.
Este
planteamiento fue inicialmente descartado por la mayoría de sus
compañeros, ya que su teoría carecía de un mecanismo para explicar
la deriva de los continentes además, contenía detalles irróneos
como que los continentes no se abren paso a través del suelo
oceánico y la energía de las mareas no es el mecanismo impulsor del
movimiento de los continentes. En su tesis original, propuso que los
continentes se desplazaban sobre el manto de la Tierra de la misma
forma en que uno desplaza una alfombra sobre el piso de una
habitación. Sin embargo, la enorme fuerza de fricción implicada,
motivó el rechazo de la explicación de Wegener. Explicaba,
además la formación de las cadenas montañosas, en el frente de los
continentes en movimiento se formaron gigantescas arrugas: las
cadenas de montañas; así, el contacto de América, que derivaba
hacia el occidente, generó la cordillera de los Andes y las Montañas
Rocosas, al empujar los sedimentos del fondo oceánico hacia arriba
arrugándolos. A partir de 1950
surgen nuevas pruebas que apoyan la teoría de Wegener. Una de ellas
es el estudio del magnetismo terrestre, que pone en evidencia que los
polos magnéticos han ido cambiando de posición, lo que justifica
con la migración de los continentes. Otra prueba es que los avances
tecnológicos que permitieron cartografiar el suelo oceánico,
llevaron en 1962 a Harry Hess a formular la idea de la expansión del
fondo oceánico:en las zonas de dorsal, la continua
expulsión de magmas, genera nueva litosfera oceánica, expandiendo
los fondos oceánicos y separando los márgenes continentales. En
otras zonas, la litosfera oceánica se destruye en un fenómeno
conocido como subducción. También se ve apoyada por la
distribución global del vulcanismo de los puntos calientes de la
tierra y de los terremotos ya que tienen una relación con los bordes
de la placa.
En
1968 la deriva continental y la expansión del fondo oceánico se
unen en una teoría más completa conocida como tectónica de placas. Considera
que la litósfera(capa externa de la tierra) está dividida en
varios grandes segmentos relativamente estables de roca rígida,
denominados placas que se extienden a profundidades de 100 a 200 km
por el globo como caparazones curvos sobre una esfera y están
moviéndose y cambiando de tamaño y forma continuamente (los
continentes se mueven de 1 cm a 10 cm al año).
Estos
bloques descansan sobre una capa de roca caliente y flexible,
llamada astenósfera, que fluye lentamente a modo de alquitrán
caliente. Cuando las placas se separan se provoca el ascenso del
material desde el manto para crear nuevo fondo oceánico. cuando las
placas se juntan forman cadenas montañosas, islas volcánicas o
fosas marinas.
El
origen del movimiento de las placas está en unas corrientes de
materiales que suceden en el manto, las denominadas corrientes de
convección, y sobre todo, en la fuerza de la gravedad. El aire
caliente asciende por encima del aire frío y las corrientes de agua
caliente flotan por encima de las de agua fría. El mismo principio
se aplica a las rocas calientes que están bajo la superficie
terrestre: el material fundido de la astenósfera, o magma, sube
hacia arriba, mientras que la materia fría y endurecida se hunde
cada vez más hacia al fondo, dentro del manto. La roca que se hunde
finalmente alcanza las elevadas temperaturas de la astenósfera
inferior, se calienta y comienza a ascender otra vez.
En
cualquier caso, no existe todavía un modelo claro que expliquen las
corrientes de convección, por lo que la teoría de las placas,
denominada en la actualidad teoría tónica global está abierta a
modificaciones por nuevos descubrimientos.
Enlaces:
Beatriz Provencio Regidor 1ºA. Bach.
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